OH ADONAI,
PASTOR DE LA CASA DE ISRAEL,
QUE TE APARECISTE A MOISÉS EN LA ZARZA ARDIENTE,
Y EN EL SINAÍ LE DISTE TU LEY.
VEN A LIBRARNOS CON EL PODER DE TU BRAZO.
ven a librarnos con el poder de tu brazo…
Esta antífona, en este tiempo de Adviento, nos lleva a contemplar a Moisés apacentando las ovejas en el desierto a los pies del Horeb, el monte de Dios, el cual después de pasar un cierto tiempo en esta vida de pastoreo, tuvo la revelación del Dios terrible, lejano, que al final viene a manifestarse como un Dios cercano, todo amor, preocupado por la situación de su pueblo esclavo en Egipto.
Dios le pide disponibilidad para manifestar el fuego de su amor al pueblo. A Moisés le cuesta acoger el deseo de Dios, pone excusas, rehúye el compromiso… hasta que la Palabra de Dios llega a su corazón.
La zarza sigue ardiendo… Aviva tu deseo de Dios… Que tu corazón se llene de la compasión de Dios, el fuego de su amor.
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