“No se puede seguir a Jesús sin seguir a la Iglesia. Quien cede a la tentación de ir por su cuenta corre el riesgo de no encontrar nunca a Cristo". (Papa Benedicto XVI).
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11 febrero 2018
Reflexión. Domingo VI del Tiempo Ordinario.
¡Feliz Día del Señor!
En este Domingo VI del Tiempo Ordinario, las lecturas que la Iglesia nos pone para nuestra reflexión, se centran en un verbo: Curación.
Vemos tanto en la primera lectura del Levítico como en el Evangelio de Marcos, como hablan de la enfermedad de la lepra y como trataban a los que estaban contagiados por ella.
Hoy también la Iglesia celebra la Jornada de Manos Unidad y del Enfermo.
En la Primera Lectura del Levítico
Vemos que el que está contagiado, es una persona impura, está fuera de la ciudad, nadie se puede acercar y tendrá que llevar una campana diciendo "soy impuro".
Aquella sociedad ni en el ámbito religioso ni social, el leproso era una persona castigada y por eso no podía relacionarse con nadie. Y si se curaba, tenía que ir al sacerdote, certificarlo y así es cuando podía volver a a ciudad y relacionarse.
En el Evangelio de Marcos
Jesús rompe con toda la tradición tanto social como religiosa.
Él mira con compasión al enfermo de lepra. Se para, lo acoge, lo toca y lo sana.
Para Jesús no hay barrera que le impida acercarse a una persona. Él busca la dignidad de aquel hombre que le llama para que lo cure.
Y esta actuación de Jesús, nos tiene que hacernos pensar y preguntarnos cómo tratamos nosotros a los últimos de nuestra sociedad, a los marginados, a los que tienen una enfermedad contagiosa, etcétera.
A veces actuamos desde nuestra comodidad, viendo como otros hacen, se acercan y ayudan, mientras nosotros nos llamamos cristianos, seguidores de Jesús, pero no nos machamos las manos. No queremos implicarnos.
Jesús nos invita hoy a que nos impliquemos. A que no tengamos miedo de tocar, acoger y acompañar a personas que están marginadas o con alguna enfermedad.
Que no juzguemos, que no nos estemos quieto. Tenemos que actuar y dejar que Dios se manifieste en nosotros a través de nuestros actos. Pero para esto, nos tendríamos que hacer varias preguntas:
¿Qué haría Jesús en mi lugar?
¿Cómo actuaría Jesús hoy frente a la marginación?
Pidamos a la Virgen María por todos los enfermos, que ella sea el consuelo para tantas personas que están desesperanzadas por alguna enfermedad o problema.
Que así sea.
Más en:
https://www.revistaecclesia.com/author/fray-jose-borja/
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