Hoy, dos de febrero celebramos la fiesta de la Presentación del Señor en el templo.
Cuarenta días después del Nacimiento de Jesús, la Virgen María y San José lo llevan para presentarlo y ofrecerlo a Dios. Jesús al presentarse en el templo, se presenta a todos nosotros como Luz para alumbrar a todas las naciones y para dar la gloria.
Por eso en muchas Parroquias hoy, haremos una candela en la puerta y repartiremos la luz, como símbolo.
También celebramos la Jornada de la Vida Consagrada con el lema:
“La vida consagrada, encuentro con el Amor de Dios”.
La Vida Consagrada está llamada a ser signo de Dios en medio del mundo.
Cada religioso y religiosa tiene que ser reflejo y sonrisa de ese Dios que es Amor encarnado en su Hijo Jesucristo.
Ser consagrado/a es tener un estilo de vida que se asemeje en todos los momentos del día, a Cristo de un modo particular que es el carisma que ha suscitado el Espíritu Santo a cada fundador o fundadora.
Ser religioso/a es santificarse día a día siguiendo a esa persona concreta, con nombre y apellido: Jesucristo, mediante unos votos para poder vivir en pobreza, castidad y obediencia bajo la ayuda del carisma y ser cada día otro Cristo en el mundo.
La única preocupación del religioso tiene que ser amar a Dios, amar a los hermanos y ser fiel.
Porque entregarse a Dios, es dejarse empapar por ese óleo que un día fuimos ungido en nuestro bautismo: el Santo de Crisma, y repartir ese buen olor del verdadero AMOR que es Dios a través de nuestros hermanos de comunidad, con las personas de nuestras pastorales y lo engloba todo eso, con la oración sencilla ante Jesús Sacramentado.
Oración y Eucaristía, pilares donde se sostiene la vida del que se consagra por completo a Jesús.
Feliz día de la vida consagrada, y que María, la Virgen nos ayude a ser verdaderos testigos de ese Amor Verdadero en nuestro mundo. Un AMOR, que NO falla, perdona y se nos regala gratuitamente.
Más en:
No hay comentarios:
Publicar un comentario