"El alma, si quiere reinar con Cristo en la gloria eterna, ha de ser pulida con golpes de martillo y cincel, que el Artífice divino usa para preparar las piedras, es decir, las almas elegidas.
¿Cuáles son estos golpes de martillo y cincel?
Hermana mía, las oscuridades, los miedos, las tentaciones, las tristezas del espíritu y los miedos espirituales, que tienen un cierto olor a enfermedad, y las molestias del cuerpo."
(...) "Abrid el corazón al médico celeste de las almas y, llenos de confianza, entregaos a sus santísimos brazos..."
- San Pio de Pietrelcina -

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