Comenzamos el mes de marzo, mes de la vocación.
Seguramente cuando escuchamos la palabra vocación se nos viene a la cabeza curas y monjas muy mayores, o inclusive, de entre tantos, suenan los que han hecho algo malo y se pone el acento en esos y no en la mayoría de los que llevan toda una vida fiel y coherente al Evangelio y a los necesitados.
Aunque también entiendo que por desgracia vende más lo morboso de lo malo que lo bueno.
Pero... Y cuando nos encontramos con curas recién ordenados y/o jóvenes que se preparan para el sacerdocio, ¿Qué pensamos?
Me hace gracia cuando escucho las típicas expresiones como por ejemplo: "un joven normal" que va para cura, este para cura no va por la forma de hablar que tiene, y un largo etcétera...
¿Acaso en otras profesiones/vocaciones están, como dice el refrán "todos cortados por la misma tijera"?
Os invito a que en este mes de marzo que comenzamos, penséis en tantos jóvenes normales y corrientes que, con sus fallos y aciertos, quieren seguir un proyecto de vida sacerdotal.
Borremos los tópicos!!!
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