CON MOTIVO DE LA SEMANA SANTA
Y DE PASCUA DE RESURRECCIÓN
(Málaga, 4 abril 2021)
Celebrar con devoción la Semana Santa
y vivir la Pascua con alegría
La Semana Santa del presente año continúa siendo especial a causa de la pandemia del coronavirus, que nos azota desde hace tiempo. Pero ello no debe ser motivo de tristeza para los fieles cristianos ni para los cofrades. Hemos aprendido durante estos últimos meses que podemos renunciar a ciertas cosas, que antes considerábamos necesarias e imprescindibles en la vida.
Lo más importante es que somos hijos adoptivos de Dios; que su Hijo Jesús nos ha salvado de las fuertes cadenas del pecado y, sobre todo, de la muerte eterna; que la Iglesia nos ha engendrado con el baño de la regeneración bautismal; que estamos llamados a vivir con el Señor como verdaderos hermanos; que la luz resplandeciente de la fe, el fuego transformante del amor y la mirada gozosa de la esperanza están grabadas en nuestro corazón; que Cristo ha resucitado y ha transformado nuestra vida.
Todo esto, queridos hermanos, es lo que celebramos en la Semana Santa y en la Pascua de Resurrección. Y os invito cordialmente a revivirlo en este tiempo litúrgico.
La Iglesia celebra la Semana Santa en fidelidad a los acontecimientos de los últimos días de la vida terrena de Jesús en Palestina. Debemos participar y sumergirnos en estas celebraciones con gran piedad y profunda fe. Animo a los cofrades a la creatividad y al buen sentido artístico, para ayudar a los fieles a centrarnos en la celebración del misterio pascual del Señor.
Las imágenes de los sagrados titulares de las cofradías, aunque no salgan a la calle, son motivo de gran devoción. Podemos contemplar a Cristo bajo las diversas advocaciones, que representan momentos diferentes de su vida: entrada triunfal en Jerusalén, última cena, oración en el huerto, traición de Judas, juicio a Jesús, flagelación, condena, camino del calvario, crucifixión; muerte y resurrección. Y contemplar a su Madre Santísima en los varios momentos dolorosos de su participación en la vida de su Hijo.
Cada parroquia, comunidad cristiana y cada cofradía verá el mejor modo de celebrar la Semana Santa, aprovechando la hermosa riqueza de nuestro patrimonio cofrade, que debe servir para ayudarnos a vivir y a celebrar mejor estos entrañables días.
Llegada la Pascua de Resurrección nuestro corazón desbordará de alegría y de luz. Renacerá en nosotros la esperanza y se renovará nuestra vida, al igual que germina y se renueva la naturaleza en primavera. Se iluminará nuestro corazón con el resplandor de Cristo resucitado.
La Iglesia nos ofrece cincuenta días para gozar de la mayor de las fiestas litúrgicas. Aprovechemos el tiempo pascual para crecer como personas, como ciudadanos, como hermanos y como creyentes en el Dios vivo y verdadero.
El Señor nos invita a ser sus discípulos y nos pide que seamos sus testigos en el mundo entero. Nuestra sociedad nos necesita para hacer un mundo más humano, más fraterno y más feliz.
Deseo que viváis con gran devoción la Semana Santa y con alegría desbordante la Pascua de Resurrección.
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