Las lecturas de hoy domingo, nos hablan de una forma muy
directa y contundente. Lo vemos en la forma de hablar de Jesús a los sumos
sacerdotes y ancianos, o Pablo a los cristianos de la comunidad de Filipo. Hay
un refrán que dice: “Una cosa es predicar y otra dar trigo”. Es decir, una cosa
es decirle a Jesús que sí y otra es vivir como Él nos ha enseñado y nos pide.
Jesús no se fija en las apariencias. Quiere que optemos por el camino de la
justicia y del amor. Pero primero tenemos que pasar por una conversión sincera
y seria. Que nuestro corazón esté lleno de amor evangélico, y así podamos
contagiar a los demás.
----------Primera Lectura del Profeta Ezequiel,
vemos como Ezequiel, profeta y sacerdote, ejerce la función de la enseñanza,
interpretación y aplicación de la ley propia. En el momento crítico por el
destierro, sale al paso de la creencia popular de que el desastre es una
fatalidad inevitable por culpas de los antepasados. Pero el texto rompe todo.
Para Dios cuenta la actitud del individuo ante el bien y el mal. Dios no quiere
la muerte, sino la vida. Quiere la conversión individual. Ésta se consigue
teniendo un corazón nuevo y un espíritu nuevo. Él juzgará a cada uno según las
acciones. Siempre hay tiempo de cambiar nuestra forma de vida.
----------Segunda Lectura de Pablo a los Filipenses,
Pablo conjura cariñosamente a los Filipenses a no romper la unión y el amor
fraterno. El modelo de su amor debe ser Cristo: que no buscó su propio interés,
sino el de los demás. Y para comentar esta idea trae para nuestra oración y
meditación el hermosísimo himno antiguo cristológico que desentraña el misterio
de la Encarnación. La preexistencia divina de Cristo, su muerte en Cruz en
servicio, como un esclavo de la humanidad y la exaltación universal como Señor
del cielo y tierra. Que sepamos tener los mismos sentimientos de Cristo y a
vivir la entrega total al Padre y sus proyectos con confianza.
----------Evangelio de Mateo,
nos deja una cosa clara hoy: “Es cristiano solamente el que se compromete con Cristo”.
Cristo es radical en su llamada. Nos exige como condición el camino de la Cruz
y un amor hacia EL, superior al que solemos tener en nuestra vida cotidiana.
Hay que ser valientes.
Hay cristianos que tardan en comprometerse, pero lo hacen. No importa el
tiempo. Otros, sin embargo, quisieran comprometerse, pero sirviendo
simultáneamente a dos señores: Dios y el dinero. Estos son los que no son ni
fríos ni calientes. Son dignos de compasión. Son los que están contra Él, y
serán arrancados de raíz por falta de compromiso. Como dice otro evangelista,
concretamente San Juan, “el que no permanece en Él es arrojado fuera y se seca.
Dejemos que Dios actúe en nosotros. Repito: seamos valientes y optemos por la
felicidad verdadera, aunque tengamos que pasar por el camino de la cruz.
Que Santa María, bajo la advocación de la Merced, nos ayude
a salir de nuestras propias cárceles para que podamos ser verdaderos cristianos
en medio de nuestra sociedad.
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