“No se puede seguir a Jesús sin seguir a la Iglesia. Quien cede a la tentación de ir por su cuenta corre el riesgo de no encontrar nunca a Cristo". (Papa Benedicto XVI).
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18 septiembre 2018
Recordamos la entrevista de la sobrina de Santa María de la Purísima de la Cruz hace un año.
P. ¿Dónde nació Santa María Purísima?
R. El 20 de febrero 1926 nació en Madrid una niña llamada María Isabel Salvat Romero. A pesar de los lazos familiares que le unían con las religiosas irlandesas y de ser alumna de su colegio en la calle Velázquez, María Isabel vio dar forma a su vocación en la Compañía de la Cruz fundada por Sor Ángela.
P. ¿Cómo era de Pequeña?
R. Dicen de María Isabel que era una niña alegre y bondadosa, espiritual y profunda.
El ejemplo de su madre, bondadosa y generosa influyó en su inclinación por los más necesitados.
P. ¿En qué año ingresó en las Hermanas de la Compañía de la Cruz?
R. Segura de su vocación y su deseo de santidad, tuvo que vencer algunas dificultades hasta ingresar como postulante en el convento de las hermanas en Sevilla en 1944. “Hacerse pobre con los pobres para acercarlos a Cristo”, el lema de Sor Ángela que sor María de la Purísima hizo suyo de por vida atraída por la espiritualidad humilde y sacrificada de Sor Ángela.
P. Una vocación muy particular.
R. Las hermanas de la Cruz visitaban la casa de María Isabel en sus rondas como limosneras por el barrio de salamanca y en esas visitas ella fue conociendo a las monjas y su carisma.
Sabía que atendían a enfermos y necesitados y que tenían colegios para niñas pobres; un día tuvo la oportunidad de conocer el convento de las hermanas en la calle Rey Francisco de Madrid y quedó cautivada por el ambiente de pobreza, espiritualidad y sacrificio que allí se respiraba, tanto que allí mismo dijo: “éste es mi sitio”.
Desde entonces se mantuvo fiel a su vocación y al carisma de las Hermanas de la Cruz. “pase lo que pase, sea lo que sea, cueste lo que cueste, siempre fiel” solía decir.
Fue Superiora en varios conventos de la Compañía, maestra de novicias y General del Instituto.
P. Una Santa de nuestro hoy. Del siglo XXI.
R. Santa María de la Purísima es una santa cercana. Muchas personas la han conocido y tratado.
La mayoría de las Hermanas de la Cruz desde luego, pero también las que fueron sus alumnas, enfermos a los que asistió, sacerdotes etc… y también su familia y amigos de la infancia.
Al mirar atrás, los momentos con ella están bañados con su sonrisa serena, su interés por nuestras cosas haciendo suyas las preocupaciones de cada uno aunque fueran pequeñeces y dando a todo, lo bueno y lo malo, una visión sobrenatural.
Según pasaban los años o según nos hacíamos nosotros mayores nos fuimos dando cuenta que nuestra tía irradiaba una luz especial. En los inicios del proceso de canonización otras personas que la trataron nos decían que habían tenido una sensación igual.
Decía Madre María de la Purísima que la santidad radicaba en gran parte en hacer lo ordinario extraordinariamente bien. Y fue ejemplo de ello.
P. ¿Qué recuerdos tienen sus alumnas?
R. Sus alumnas la recuerdan como una madre preocupada y cariñosa que si las reñía, lo hacía con dulzura. Se reservaba los trabajos más duros y hay muchos testimonios de ello especialmente cuando estuvo de superiora en Villanueva del Río y Minas donde se enfrentó a la suciedad, la enfermedad y la pobreza de modo especialmente intenso.
A las niñas les enseñaba a rezar y a confiar en el Señor como ella hacía. En un vuelo a Argentina, viaje que realizaba cada año para visitar a las hermanas de la Cruz que estaban más alejadas, hubo problemas por una amenaza de bomba y ella permaneció tranquila, con los ojos cerrados como si nada ocurriera ante el asombro de la Hermana que la acompañaba y el resto de los viajeros.
P. ¿Podría englobar toda su vida en una frase que la destacara?
R. “Lo más hermoso de la tierra es buscar a Dios, encontrarse con Él, llenarse de su amor y de Él repartir a otros”. Este pensamiento de Santa María de la Purísima es para muchos resumen de su vida.
P. El proceso de beatificación y canonización, ha sido uno de los más rápidos en la Iglesia.
R. Si.
Ella falleció con olor de santidad el 31 de octubre 1998.
Tan sólo doce años después de su fallecimiento fue beatificada en Sevilla.
En 2015, tres años más tarde, el 18 de octubre de 2015 se celebró su canonización en Roma.
Muchas gracias a Doña Olga Salvat, por acercarnos un poco más a la vida de Santa María de la Purísima de la Cruz.
www.revistaecclesia.com
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