
Cómo cambiaría el mundo, las casas o los trabajos si las rencillas desaparecieran, si las enemistades se borrasen del mapa. Comienza un nuevo día, un nuevo año.
Pensemos, reflexionemos o valoremos si merece la pena facilitar la paz interior y exterior en nuestra vida. Una paz que es un don del Espíritu.
Una paz que en último término permite crecer interiormente y desenrollar todo el potencial humano que albergamos.
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