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22 febrero 2023

Reflexión. Miércoles de ceniza.


Comenzamos el tiempo Santo de la Cuaresma.
Con la imposición de las cenizas en nuestras cabezas mientras se nos dice. “Conviértete y cree en el Evangelio” o “Polvo eres y en polvo te convertirás” inauguramos el camino Cuaresmal.

Tiempo privilegiado para meditar y orar en el silencio de nuestro interior.

Tiempo de prepararnos para celebrar la Santa Pascua. La Santa Noche, donde la Luz vence a la tiniebla, en la cual renovaremos nuestra fe y por consiguiente activaremos una vez más nuestro compromiso en la iniciación cristiana.

Tiempo de conversión donde la Iglesia, como Madre, nos propone ingredientes para vivir este camino por el desierto Cuaresmal. El ayuno, la oración y la limosna.

La oración. Dirigida a Dios. Sincera. Un tiempo para hablar de tú a tú. El corazón abierto y que no sea convierta en repetir palabras, sino que sea de confianza, de verdad.

Ayuno. No solamente dejar de comer por cumplir una norma. Si no, que sea una expresión de arrepentimiento, de sacrificio, en definitiva, de humildad.

Limosna. Acto de misericordia. Lo importante es la actitud con que demos esa limosna. La pregunta clave es ¿por qué lo hacemos? Y dependiendo de la respuesta, será una limosna por amor al prójimo o para tranquilizar la consciencia con lo que nos sobra.

Que esta Santa Cuaresma nos ayude a ser justos como Dios quiere que seamos y vivamos con radicalidad en la preparación hacia la Santa Noche de la Pascua.


José Borja.

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