«En la Cruz de Cristo, está el sufrimiento, el pecado del hombre, también el nuestro, y Él acoge todo con los brazos abiertos, carga sobre su espalda nuestras cruces y nos dice: ¡Ánimo! No la llevas tu solo. Yo la llevo con contigo y yo he vencido a la muerte y he venido a darte esperanza, a darte vida (cf. Jn 3,16)».
Y «la cruz invita también a dejarnos contagiar por este amor, nos enseña así a mirar siempre al otro con misericordia y amor, sobre todo a quien sufre, a quien tiene necesidad de ayuda, a quien espera una palabra, un gesto. La cruz nos invita a salir de nosotros mismos para ir al encuentro de ellos y tenderles la mano».
(Papa Francisco)
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