Queridos hermanos:
En nuestra catequesis sobre los Hechos de los Apóstoles llegamos al momento en que los Apóstoles son llevados ante el Sanedrín, acusados de predicar en el nombre de Cristo. A pesar de la prohibición, los Apóstoles seguían dando testimonio de Jesús Resucitado con gran valentía, llenos del Espíritu Santo. Cuando el Sanedrín está para tomar la decisión de matarlos, se alzó en medio de la Asamblea Gamaliel, un fariseo respetado por todo el pueblo, y para ayudarles a reflexionar tomó la palabra y les enseñó cómo ejercitar el arte del discernimiento frente a una situación que rompía los esquemas acostumbrados.
Les pide que dejen libres a los discípulos, basándose en la idea de que si su actividad es cosa de hombres, se disolverá; pero, si es de Dios es mejor no luchar contra ellos pues de lo contrario se expondrían a luchar contra Dios. Las palabras de Gamaliel dan un criterio que tiene sabor evangélico, puesto que invitan a saber reconocer el árbol por sus frutos.
También la comunidad eclesial puede aprender del discernimiento realizado por Gamaliel. Este no consiste en aplicar soluciones pre confeccionadas, sino que es más bien un arte: es el ejercicio de la inteligencia espiritual con el que aprendemos a ver la realidad con una mirada contemplativa y a no hacer juicios apresurados, descubriendo en nuestras vidas las huellas de la presencia de Dios.
(Roma. 18-09-2019)
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