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03 marzo 2019

Reflexión.


Las lecturas de este domingo, nos dan un toque atención de como actuamos verbalmente sobre los demás. En la primera lectura del Eclesiástico nos advierte que tengamos cuidado con elogiar a las personas antes que las escuchemos. Dice un refrán "que cuando habla la boca, sube el pan", y es que a veces nuestra boca bendice pero nuestro corazón está fuera de juego. Decimos muchas palabras bonitas para que todos nos tengan en consideración, nos tengan estima, y todo se queda en apariencia...

Pablo, en la segunda lectura a los Corintios, nos recuerda que la muerte no tiene la última palabra. Que la última palabra la tiene Cristo Resucitado. Porque nuestra fe, es una fe que se cimienta sobre la resurrección. La muerte no tiene la última palabra (repito) la tiene Cristo que ha resucitado para darnos VIDA.

Lucas, hoy pone el énfasis de que tengamos cuidado con juzgar a los demás.
¡Cuántas veces hablamos de los demás con juicio severo...! Y el problema, es que muchas veces, hablamos más teniendo nosotros que callar. Nos gusta ser carne de cañón para con los demás, y que nos gusta después que con nosotros nos traten diferentes a como nosotros lo hacemos.
Jesús hoy nos pide PRECAUCIÓN. Vamos por la vida tratando a los demás como si nosotros fuéramos los mejores, y la prudencia, es un don que pocas personas tienen y sobre todo la ponen en práctica.


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