- PRIMERA ESTACIÓN: Jesús es condenado a muerte
Señor, pequé, ten misericordia de mí. Te adoramos Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén.
"Pilato mandó sacar a Jesús y dijo a los judíos: 'Aquí tenéis a vuestro rey'. Pero ellos le gritaban: '¡Fuera, fuera, crucifícalo!' Pilato le dice: '¿Pero cómo he de crucificar a vuestro rey?' respondieron los príncipes de los sacerdotes: 'Nosotros no tenemos más rey que el César'. Entonces se los entregó para que fuera crucificado" (Jn 19, 14-16)
Considera alma mía, cómo en la casa de Pilatos fue cruelmente azotado el redentor del mundo, coronado de espinas y sentenciado a muerte. Señor, que el recordar la condena injusta que tu sufriste, nos cuidemos de no condenar a los demás.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
- SEGUNDA ESTACIÓN: Jesús con la cruz a cuestas
Señor, pequé, ten misericordia de mí. Te adoramos Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén.
Señor, pequé, ten misericordia de mí. Te adoramos Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén.
"Los judíos tomaron a Jesús y cargándole la cruz, salió hacia el lugar llamado Calvario" (Jn 19,17).
Considera alma mía, cómo a nuestro amado Jesús le pusieron en sus lastimados hombros el gran peso de la cruz. Señor, concédenos, para hacernos dignos de ti, el saber aceptar nuestra cruz con amor.
Considera alma mía, cómo a nuestro amado Jesús le pusieron en sus lastimados hombros el gran peso de la cruz. Señor, concédenos, para hacernos dignos de ti, el saber aceptar nuestra cruz con amor.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria. .
- TERCERA ESTACIÓN: Jesús cae por primera vez
Señor, pequé, ten misericordia de mí. Te adoramos Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén.
Señor, pequé, ten misericordia de mí. Te adoramos Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén.
"Han ofrecido mi espalda a los que me golpeaban, y mis mejillas a los que me arrancaban la barba; no aparté la cara ni de los ultrajes ni de las salivas que me echaban" (Is 50,6)
Considera alma mía, como caminando el Señor con la cruz a cuestas, herido y desangrado, cayó en tierra debajo de la Santa Cruz. Señor, el que camina, alguna vez cae. Que sepamos levantarnos y ayudemos a los demás a seguir caminando.
Considera alma mía, como caminando el Señor con la cruz a cuestas, herido y desangrado, cayó en tierra debajo de la Santa Cruz. Señor, el que camina, alguna vez cae. Que sepamos levantarnos y ayudemos a los demás a seguir caminando.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
- CUARTA ESTACIÓN: Jesús encuentra a su Santa Madre
Señor, pequé, ten misericordia de mí. Te adoramos Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén.
- CUARTA ESTACIÓN: Jesús encuentra a su Santa Madre
Señor, pequé, ten misericordia de mí. Te adoramos Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén.
"Una espada atravesará tu corazón" (Lc 2,35)
Considera alma mía, cómo el Señor con la Santa Cruz a cuestas encontró a su Santísima Madre triste y afligida. Señor, por el dolor que sufrió la Santísima Virgen María, te pedimos que bendigas a todas las madres que en este mundo sufren de alguna manera o por causa nuestra.
Considera alma mía, cómo el Señor con la Santa Cruz a cuestas encontró a su Santísima Madre triste y afligida. Señor, por el dolor que sufrió la Santísima Virgen María, te pedimos que bendigas a todas las madres que en este mundo sufren de alguna manera o por causa nuestra.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
- QUINTA ESTACIÓN: El Cirineo ayuda a Jesús a llevar la cruz
Señor, pequé, ten misericordia de mí. Te adoramos Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén.
- QUINTA ESTACIÓN: El Cirineo ayuda a Jesús a llevar la cruz
Señor, pequé, ten misericordia de mí. Te adoramos Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén.
"Cuando llevaban a Jesús al Calvario, detuvieron a un cierto Simón de Cirene, que volvía del campo, y lo cargaron con la cruz, para llevarla detrás de Jesús" (Lc 23,26)
Considera alma mía, cómo los judíos contrataron a Simón Cirineo para que ayudara a llevar la cruz a nuestro Redentor, no movidos por la piedad, sino temiendo que se les muriese en el camino por el grande peso de la cruz. Señor, que sepamos dar un poco de nuestro tiempo y de nuestro amor a aquellos que lo necesitan.
Considera alma mía, cómo los judíos contrataron a Simón Cirineo para que ayudara a llevar la cruz a nuestro Redentor, no movidos por la piedad, sino temiendo que se les muriese en el camino por el grande peso de la cruz. Señor, que sepamos dar un poco de nuestro tiempo y de nuestro amor a aquellos que lo necesitan.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
- SEXTA ESTACIÓN: La Verónica limpia el rostro de Jesús
Señor, pequé, ten misericordia de mí. Te adoramos Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén.
- SEXTA ESTACIÓN: La Verónica limpia el rostro de Jesús
Señor, pequé, ten misericordia de mí. Te adoramos Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén.
"Muchos se horrorizaban al verlo, tan desfigurado estaba su semblante que no tenía ya aspecto de hombre" (Is. 52, 14)
Considera alma mía, como la Verónica, viendo a Su Majestad fatigado, y su rostro oscurecido con el sudor, polvo, salivas y bofetadas, se llegó con toda reverencia a limpiárselo con un lienzo, en el cual quedó impreso el rostro divino del Salvador. Señor, ayúdanos a ser también como la Verónica, cristianos valerosos, para consolar a los que lloran y sufren por el camino.
Considera alma mía, como la Verónica, viendo a Su Majestad fatigado, y su rostro oscurecido con el sudor, polvo, salivas y bofetadas, se llegó con toda reverencia a limpiárselo con un lienzo, en el cual quedó impreso el rostro divino del Salvador. Señor, ayúdanos a ser también como la Verónica, cristianos valerosos, para consolar a los que lloran y sufren por el camino.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
- SÉPTIMA ESTACIÓN: Jesús cae por segunda vez
Señor, pequé, ten misericordia de mí. Te adoramos Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén.
Señor, pequé, ten misericordia de mí. Te adoramos Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén.
"Eran nuestros sufrimientos los que llevaba, nuestros dolores los que pesaban… Ha sido traspasado por nuestros pecados, desecho por nuestras iniquidades…" (Is 53, 4-5)
Considera alma mía, cómo cayó el Señor por segunda vez en la puerta judiciaria. Señor, que no nos desalentemos frene a los fracasos o debilidades, sino que sepamos levantarnos y sigamos caminando.
Considera alma mía, cómo cayó el Señor por segunda vez en la puerta judiciaria. Señor, que no nos desalentemos frene a los fracasos o debilidades, sino que sepamos levantarnos y sigamos caminando.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
- OCTAVA ESTACIÓN: Jesús consuela a las piadosas mujeres
Señor, pequé, ten misericordia de mí. Te adoramos Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén.
- OCTAVA ESTACIÓN: Jesús consuela a las piadosas mujeres
Señor, pequé, ten misericordia de mí. Te adoramos Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén.
"Seguían a Jesús una gran multitud del pueblo y de mujeres, que se golpeaban el pecho y lloraban por él, pero Jesús volviéndose a ellas, les dijo: 'Hijas de Jerusalén, no lloren por mí; lloren más bien por ustedes y por sus hijos'" (Lc 23, 27-28)
Considera alma mía, cómo unas piadosas mujeres, viendo que llevaban a crucificar al Señor lloraron amargamente por verle tan injuriado. Señor, nos pides que lloremos por nosotros mismos por seguir en este mundo, pero ¿quién no se ha de compadecer de ti la mirarte así, Señor?.
Considera alma mía, cómo unas piadosas mujeres, viendo que llevaban a crucificar al Señor lloraron amargamente por verle tan injuriado. Señor, nos pides que lloremos por nosotros mismos por seguir en este mundo, pero ¿quién no se ha de compadecer de ti la mirarte así, Señor?.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria. .
- NOVENA ESTACIÓN: Jesús cae por tercera vez
Señor, pequé, ten misericordia de mí. Te adoramos Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén.
- NOVENA ESTACIÓN: Jesús cae por tercera vez
Señor, pequé, ten misericordia de mí. Te adoramos Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén.
"Venid a mí todos los que estén cansados y oprimidos y yo los aliviaré. Carguen mi yugo sobre ustedes, y aprendan de mí que soy manso y humilde de corazón, y encontrarán descanso para sus almas" (Mt 11, 28-29)
Considera alma mía, cómo cayó el Señor por tercera vez en tierra, hasta llegar con su santa boca al suelo; y queriéndose levantar, no pudo, antes volvió a caer de nuevo. Señor, que no seamos causa de tropiezo para los demás, sino una mano amigo que alivie y levante.
Considera alma mía, cómo cayó el Señor por tercera vez en tierra, hasta llegar con su santa boca al suelo; y queriéndose levantar, no pudo, antes volvió a caer de nuevo. Señor, que no seamos causa de tropiezo para los demás, sino una mano amigo que alivie y levante.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
- DÉCIMA ESTACIÓN: Jesús es despojado de sus vestiduras
Señor, pequé, ten misericordia de mí. Te adoramos Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén.
- DÉCIMA ESTACIÓN: Jesús es despojado de sus vestiduras
Señor, pequé, ten misericordia de mí. Te adoramos Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén.
"Llegados al lugar llamado Gólgota le dieron a beber a Jesús vino mezclado con hiel, pero él, habiéndolo gustado, no quiso beber. Los que lo crucificaron se repartieron sus vestidos a suerte" (Mt. 27,33)
Considera alma mía, cómo habiendo llegado el Señor al Monte Calvario, los soldados sin piedad ninguna le despojaron de sus vestiduras. Señor, cuando el dolor nos toque y despoje de nuestro egoísmo y orgullo, que sepamos llenarnos de ti.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
Considera alma mía, cómo habiendo llegado el Señor al Monte Calvario, los soldados sin piedad ninguna le despojaron de sus vestiduras. Señor, cuando el dolor nos toque y despoje de nuestro egoísmo y orgullo, que sepamos llenarnos de ti.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
- DÉCIMA PRIMERA ESTACIÓN: Jesús es clavado en la Cruz
Señor, pequé, ten misericordia de mí. Te adoramos Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén.
"Cuando llegaron al lugar llamado Calvario, crucificaron allí a Jesús y a los dos malhechores, uno a la derecha y el otro a la izquierda" (Lc 23,34)
Considera alma mía, cómo fue clavado el Señor en el cruz; y oyendo su Santísima Madre el primer golpe de martillo, quedó transida de dolor. Señor, que tengamos el valor y la voluntad de perdonar a todos los que nos ofenden.
Considera alma mía, cómo fue clavado el Señor en el cruz; y oyendo su Santísima Madre el primer golpe de martillo, quedó transida de dolor. Señor, que tengamos el valor y la voluntad de perdonar a todos los que nos ofenden.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
- DÉCIMA SEGUNDA ESTACIÓN: Jesús muere en la Cruz
Señor, pequé, ten misericordia de mí. Te adoramos Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén.
- DÉCIMA SEGUNDA ESTACIÓN: Jesús muere en la Cruz
Señor, pequé, ten misericordia de mí. Te adoramos Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén.
"Hacia la hora sexta, las tinieblas cubrieron la tierra hasta la hora nona. El sol se eclipsó y el velo del Templo se rasgó en medio. Y Jesús, con fuerte voz dijo: 'Padre en tus manos encomiendo mi espíritu'. Y al decir esto, expiró" (Lc 23, 44-46)
Considera alma mía, cómo crucificado ya el Señor, y cruelmente atormentado, exhaló por tu amor el último suspiro. Señor, ayúdanos a comprender que morir no es quedarnos muertos, sino nacer a una nueva vida.
Considera alma mía, cómo crucificado ya el Señor, y cruelmente atormentado, exhaló por tu amor el último suspiro. Señor, ayúdanos a comprender que morir no es quedarnos muertos, sino nacer a una nueva vida.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
- DÉCIMA TERCERA ESTACIÓN: Jesús en los brazos de María Santísima
Señor, pequé, ten misericordia de mí. Te adoramos Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén.
- DÉCIMA TERCERA ESTACIÓN: Jesús en los brazos de María Santísima
Señor, pequé, ten misericordia de mí. Te adoramos Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén.
"Un hombre llamado José, el cual era del Consejo, hombre bueno y justo, de Arimatea, cuidad judía, quien esperaba también el reino de Dios, que no había estado de acuerdo en la resolución de ellos, en sus actos, fue a ver a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Después lo bajó y lo amortajó en una sábana" (Lc 23, 50-53)
Contempla alma mía, cómo José y Nicodemo bajaron de la cruz el santo Cuerpo y le pusieron en los brazos de la Santísima Virgen. Señor, que el dolor por quienes amamos nos lleve a comprender tu pasión y tu sufrimiento por nosotros.
Contempla alma mía, cómo José y Nicodemo bajaron de la cruz el santo Cuerpo y le pusieron en los brazos de la Santísima Virgen. Señor, que el dolor por quienes amamos nos lleve a comprender tu pasión y tu sufrimiento por nosotros.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
- DÉCIMA CUARTA ESTACIÓN: Jesús es puesto en el sepulcro
Señor, pequé, ten misericordia de mí. Te adoramos Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén.
"José tomó el cuerpo de Jesús, lo envolvió en una sábana limpia, y lo depositó en su propio sepulcro nuevo, que había hecho cavar en la roca, hizo rodar una piedra grande a la puerta del sepulcro y se retiró". (Mt 27, 59-60)
Contempla alma mía, cómo la Virgen María, Señora nuestra, acompañó a colocar el Cuerpo de su querido Hijo en el Santo Sepulcro. Señor, que no tengamos miedo de morir, porque la muerte es un paso a la vida que eres tú.
- DÉCIMA CUARTA ESTACIÓN: Jesús es puesto en el sepulcro
Señor, pequé, ten misericordia de mí. Te adoramos Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador. Amén.
"José tomó el cuerpo de Jesús, lo envolvió en una sábana limpia, y lo depositó en su propio sepulcro nuevo, que había hecho cavar en la roca, hizo rodar una piedra grande a la puerta del sepulcro y se retiró". (Mt 27, 59-60)
Contempla alma mía, cómo la Virgen María, Señora nuestra, acompañó a colocar el Cuerpo de su querido Hijo en el Santo Sepulcro. Señor, que no tengamos miedo de morir, porque la muerte es un paso a la vida que eres tú.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
- DÉCIMA QUINTA ESTACIÓN: LA RESURRECCION.
Cristo resucitado de los muertos ya no muere. En la mañana de Pascua, la tristeza se ha tornado en alegría: para la Madre, para los discípulos, para todos los creyentes.
"Si padecemos con Cristo, seremos glorificados con El"
- DÉCIMA QUINTA ESTACIÓN: LA RESURRECCION.
Cristo resucitado de los muertos ya no muere. En la mañana de Pascua, la tristeza se ha tornado en alegría: para la Madre, para los discípulos, para todos los creyentes.
"Si padecemos con Cristo, seremos glorificados con El"
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
- Oración final:
Señor Jesús, hemos llegado al final de este camino doloroso que tú recorriste. Ahora levantamos nuestra vista y te vemos suspendido en la cruz, con las manos y los pies traspasados por los clavos y con la cabeza coronada de espinas. Sabemos Señor Jesús, que tu sufrimiento es el fruto de tu infinito amor por nosotros. Tú agonizas y mueres por nosotros. Haz que también nosotros te amemos mucho, para que vivamos fielmente a tu pasión y muerte y jamás nos separemos de ti por el pecado.
Te lo pedimos por los dolores de tu madre la Virgen María. Amén.
Señor Jesús, hemos llegado al final de este camino doloroso que tú recorriste. Ahora levantamos nuestra vista y te vemos suspendido en la cruz, con las manos y los pies traspasados por los clavos y con la cabeza coronada de espinas. Sabemos Señor Jesús, que tu sufrimiento es el fruto de tu infinito amor por nosotros. Tú agonizas y mueres por nosotros. Haz que también nosotros te amemos mucho, para que vivamos fielmente a tu pasión y muerte y jamás nos separemos de ti por el pecado.
Te lo pedimos por los dolores de tu madre la Virgen María. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario