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22 agosto 2025

Festividad de Santa María Reina.


Lectura del Evangelio según San Mateo


En aquel tiempo, cuando los fariseos se enteraron de que Jesús había tapado la boca a los saduceos, se reunieron en grupo, y uno de ellos le preguntó con ánimo de ponerle a prueba: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento mayor de la Ley?». Él le dijo: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Éste es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos penden toda la Ley y los Profetas».


21 agosto 2025

Mañana viernes 22, JORNADA de AYUNO y ORACIÓN convocada por el Papa León XIV.




Mañana viernes 22 el Santo Padre León XIV nos convoca a la JORNADA DE AYUNO Y ORACIÓN.

Una jornada de ayuno y oración, implorando “al Señor que nos conceda la paz y la justicia, y que enjugue las lágrimas de quienes sufren a causa de los conflictos armados” 

En su mensaje, el Santo Padre exhorta además a invocar la intercesión de María, recordada como “Reina de la Paz”, mientras “nuestra tierra sigue herida por las guerras en Tierra Santa, en Ucrania y en muchas otras regiones del mundo” 

También insistió en que “¡Sin perdón nunca habrá paz!”, señalando al perdón como condición esencial para la reconciliación entre los pueblos 


 

15 agosto 2025

Evangelio. Solemnidad de la Asunción de la Virgen María en cuerpo y alma a los cielos.


Evangelio según San Lucas


En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena del Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!».

Y dijo María: «Proclama mi alma la grandeza del Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada, porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso, Santo es su nombre y su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los que son soberbios en su propio corazón. Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos sin nada. Acogió a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como había anunciado a nuestros padres- en favor de Abraham y de su linaje por los siglos». María permaneció con ella unos tres meses, y se volvió a su casa.


SOLEMNIDAD de la Asunción de la Virgen María.




Celebramos el 75 aniversario de la proclamación del Dogma de la Asunción de nuestra Madre. El 1 de Noviembre de 1950 el papa Pio XII declaraba como dogma de fe la Asunción de la Virgen (Munificentissimus Deus):

''Proclamamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado: Que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrestre, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial''. 

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"Porque hoy ha sido elevada a los cielos la Virgen, Madre de Dios; ella es figura y primicia de la Iglesia, que un día será glorificada; ella es ejemplo de esperanza segura y consuelo del pueblo peregrino."


 

09 agosto 2025

Cuando Dios te habla como se dice en lenguaje coloquial y perdonarme la expresión "por la cara". Cuando sale a tu encuentro y te da un "zasca". Pues eso me ha pasado. Con amigas, y sacar el papelito de entre tantos y no solamente por la frase, sino por la Santa que es... ¡Que grande es Dios!



 

Onomástica de Santa Teresa Benedicta de la Cruz.




Edith Stein (1891-1942) -quien adoptaría el nombre religioso de Sor Teresa Benedicta de la Cruz- nació en Breslau, una ciudad de Alemania que posteriormente pasó a ser parte de Polonia. Nació en el seno de una familia judía y se educó en el judaísmo. Sin embargo, durante su adolescencia y los primeros años de juventud empezó a cuestionar su religión y llegó a abrazar el ateísmo.

Años más tarde, se convirtió en estudiante de filosofía en la universidad de Gotinga (Gottingen). Fue allí donde tomó contacto con la fenomenología, novedosa perspectiva filosófica que pretendía la renovación de las ciencias y el saber. Como Edith destacó por su brillantez, el filósofo Edmund Husserl -padre de la fenomenología- la escogió como asistente de cátedra, incluso antes que a Martín Heidegger (uno de los filósofos más importantes del siglo XX). Finalmente, Edith obtuvo el título de Filosofía de la Universidad de Friburgo.

Por su elevado sentido de la solidaridad, se enlistó en la Cruz Roja como enfermera durante la Primera Guerra Mundial. Edith destacó por su amabilidad y espíritu de servicio.

En 1921, Edith decide visitar a una amiga que había quedado viuda, con el propósito de hacerle compañía. Grande fue su sorpresa al encontrarla con una serenidad y resignación inesperadas. Edith quedó impactada por la paz y la fe que irradiaba esta mujer a pesar del natural dolor a causa de su pérdida. Su amiga le confesó que era la fe en Dios la que la sostenía. Es así que Edith se interesó aún más en conocer la fuente de aquella paz espiritual, y empezó por leer la autobiografía de Santa Teresa de Jesús. Por ese entonces, varios de sus amigos del círculo fenomenológico se habían convertido al cristianismo.

El contacto con la vida de Santa Teresa la cambió profundamente. El largo cuestionamiento sobre el sentido de su propia vida y su búsqueda de la verdad culminaron en el abrazo a la fe católica. Después de un tiempo de purificación personal pidió ser bautizada. Entonces buscó la ayuda de un sacerdote y, después de una etapa de preparación, recibió el sacramento en 1922. Había encontrado aquello que buscó siempre, desde lo más hondo de su ser. Edith decía que al haberse hecho católica, de una manera muy peculiar, “se siente más judía”, porque el pueblo judío había esperado por un Mesías, y ella lo había encontrado. Jesucristo es ahora el sentido de toda su fe y vida.

Poco a poco brotarán otros cuestionamientos en ella y aparece la inquietud vocacional. Edith continúa su itinerario personal acompañada de un director espiritual. Ingresa a trabajar como maestra en la escuela de formación de maestras de las dominicas de Santa Magdalena, dicta conferencias, traduce libros, destaca profesionalmente, y cada vez que puede se escapa para encontrar la paz que necesita en la abadía benedictina de Beuron.

La situación política en Alemania empieza a empeorar, son años de deterioro moral en su país. El régimen nacional-socialista le prohibió la enseñanza. A pesar de ello, Edith no se desanima e ingresa al Carmelo, en Colonia. Con ese paso, Edith rompe definitivamente con su pasado y renuncia al prestigio y la fama del mundo académico. El 15 de abril de 1934 toma el hábito carmelita y cambia su nombre a Teresa Benedicta de la Cruz.

Para ese momento, la situación de los judíos había empeorado muchísimo y Edith pide ser trasladada de monasterio para no poner en riesgo a las hermanas religiosas del lugar. Edith es enviada a una comunidad en Holanda, junto con su hermana Rosa, quien también se había convertido al cristianismo y servía como hermana lega. Los nazis amenazan con deportar a los judíos de Europa, incluyendo a los conversos.

Un cuerpo militar nazi ingresa al convento carmelita donde vive Edith y Rosa y se las llevan.

Ambas fueron trasladadas al campo de concentración de Westerbork. Edith, en medio de aquella situación extrema, se preocupa por ayudar y consolar a sus compañeros de prisión. Las condiciones en las que vivían incluían las humillaciones, la tortura y, por supuesto, la muerte.

Semanas después, Edith y Rosa son enviadas al campo de concentración de Auschwitz, junto a unos mil judíos. Las hermanas llegan el 9 de agosto de 1942. Poco después, sucede lo inevitable: los recién llegados prisioneros son organizados para ser conducidos a la cámara de gas. Santa Edith es ejecutada en uno de esos grupos. Murió ofreciendo su vida por la salvación de las almas, la liberación de su pueblo y la conversión de Alemania.

Santa Edith Stein fue canonizada por San Juan Pablo II en 1998, quien le dio el título de “mártir por amor”. En octubre de 1999 fue declarada copatrona de Europa.